¿Qué síntomas se deben tener en cuenta al introducir alérgenos alimentarios en la alimentación del niño?
Las reacciones alérgicas ocurren en un plazo de apenas unos minutos hasta 2 horas tras la ingesta del alimento.9Desde el momento en que el bebé ingiere el posible alérgeno, debe permanecer atento a cualquier síntoma leve, como pueden ser:10
- Urticaria
- Hinchazón de los labios, la cara y/o los párpados
- Erupción roja alrededor de la boca
- Sensación de hormigueo en la boca
- Dolor de estómago
- Vómitos
Si el niño presenta alguno de estos síntomas, interrumpa la ingesta y consulte con su médico.9
Es importante que se mantenga alerta por si detectara posibles reacciones alérgicas que comportan mayor gravedad, como la anafilaxia, una situación poco frecuente que puede resultar mortal. Entre los síntomas de anafilaxia, se incluyen los siguientes:10
- Dificultad para respirar
- Hinchazón de la lengua
- Sensación de opresión en la garganta
- Voz ronca
- Tos o sibilancias
- Síncope
Llame inmediatamente a una ambulancia si el bebé muestra signos de anafilaxia.
¿Hay algo que las madres embarazadas y en periodo de lactancia puedan hacer para prevenir la alergia?
En el caso de la madre, una dieta saludable durante el embarazo puede tener un impacto positivo en la salud del bebé. Además, la leche materna proporciona una excelente nutrición, fortalece el sistema inmunitario, resulta fácil de digerir y es poco probable que desencadene una reacción alérgica. Y, si bien se necesitan más investigaciones, algunos expertos sugieren que la lactancia materna puede reducir el eccema temprano, las sibilancias y la alergia a la leche de vaca.7
Dicho esto, evitar los alérgenos durante el embarazo o durante la lactancia probablemente no reduzca el riesgo de alergia en los bebés.5
En lo que respecta a la leche de fórmula para bebés, se han obtenido resultados contradictorios en distintas pruebas relacionadas con las fórmulas hidrolizadas (que contienen proteína de la leche descompuesta en partes más pequeñas, lo que facilita la digestión de los bebés).
Según algunas fuentes, como un artículo del Journal of Allergy and Clinical Immunology, las fórmulas hidrolizadas pueden ayudar a prevenir la alergia a la leche de vaca.11 Sin embargo, otros estudios, incluido un artículo en la misma publicación de la revista, sugieren que no se recomienda este producto para la prevención de la alergia.12 Resultado: Si lo considera necesario, plantéele a su pediatra la posibilidad de emplear leche de fórmula en la alimentación del bebé.
¿Cuándo deben hacerse las pruebas para detectar la alergia alimentaria?
Algunos organismos, como la asociación Canadian Paediatric Society, desaconsejan las pruebas rutinarias de alergia antes de la incorporación de los alimentos a la dieta del bebé, ya que un resultado positivo puede interpretarse erróneamente como alergia. Tal interpretación podría dar lugar a un retraso innecesario en la introducción de alimentos alergénicos, lo que podría conllevar a que se pasara el periodo de cuatro a seis meses del bebé durante el que se recomienda incorporar estos alimentos.3
La única excepción que podría aplicarse sería en caso de bebés con alto riesgo de alergia al cacahuete, es decir, aquellos con dermatitis y/o alergia al huevo. En este caso, se puede recomendar la realización de algunas pruebas tempranas, como un análisis de sangre de IgE específica para el cacahuete.3 Le recomendamos que hable con su pediatra para determinar cuál es la mejor opción.
Si ya ha pasado el periodo recomendable de incorporación de alimentos a la dieta (entre cuatro y seis meses) o si se trata de un niño o una niña de algo más de edad con síntomas de alergia, una prueba de alergia en sangre puede resultar de gran utilidad. Recuerde que, para ayudar al niño a evitar que entre en contacto con los desencadenantes alérgicos, primero debe entender cuáles son. Además, debido a que los síntomas pueden empeorar inesperadamente hasta convertirse en una reacción alérgica potencialmente mortal, como la anafilaxia, entender los desencadenantes es primordial.
A través de una sencilla prueba denominada análisis de sangre de IgE específica, un historial de síntomas y un examen físico, el profesional sanitario puede diagnosticar la alergia que padece el niño.