Conozca mejor la enfermedad alérgica habitual, los síntomas, las estrategias de control y las posibilidades de pruebas.
¿El paciente es candidato para la prueba de IgE específica?
Obtenga información exhaustiva sobre alérgenos completos y componentes de alérgenos.
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Septiembre de 2022 | Linda Armstrong | ✓ Revisado desde el punto de vista médico por: Fabio Iachetti, MD; Eva Södergren, PhD, MSc
Fabio Iachetti es médico colegiado y cuenta con más de 15 años de experiencia en diversas áreas como alergia, enfermedades cardiovasculares o gastrointestinales, dolor, reumatología, urología y diabetes. Es director médico sénior del departamento de Alergia de ImmunoDiagnostics Global Medical Affairs en Thermo Fisher Scientific. Eva Södergren, nutricionista de formación, actualmente trabaja como asesora científica sénior para el departamento de Alergia del equipo de Asuntos Médicos y Científicos de la división ImmunoDiagnostics de Thermo Fisher Scientific.
Cuando es el momento de que los bebés comiencen a ingerir a alimentos sólidos, la mayoría de los padres y cuidadores recurren a un plan, o consultan con otro padre, en las redes sociales o incluso en "San Google". Sin embargo, a menudo esas fuentes son menos útiles cuando se trata de introducir a los bebés a alimentos alergénicos como el huevo, los cacahuetes, la leche, etc. De hecho, es probable que los cuidadores tengan más preguntas que respuestas.
¿Existe el momento correcto (o incorrecto) para introducir los alérgenos alimentarios en la alimentación de los niños? ¿La introducción de alimentos alergénicos previene realmente las alergias? ¿O es mejor evitar estos alérgenos hasta que los niños crezcan?
Y si decide introducir estos alimentos, ¿cuál es el proceso? ¿Qué síntomas de alergia alimentaria debería tener en cuenta? ¿Cómo afectan la lactancia materna y la leche de fórmula a este proceso?
Si esta es su primera incursión en la introducción de alérgenos alimentarios en la alimentación del bebé, lo más probable es que tenga miles de preguntas. No se preocupe, a continuación ofrecemos información muy completa sobre por qué, cómo y cuándo introducir los alérgenos alimentarios en la alimentación del bebé y proporciona una gran cantidad de consejos en aras de la seguridad del niño y su bienestar.
Antes de examinar cómo y cuándo introducir los alérgenos alimentarios, veamos rápidamente cuáles son los alérgenos que suelen provocar reacciones alérgicas en niños (y también en adultos). Aunque los principales alérgenos varían dependiendo de la ubicación, según los datos recopilados en Estados Unidos y la Unión Europea, algunos de ellos se encuentran en todo el mundo.
Según la agencia Food and Drug Administration (FDA) de Estados Unidos, los siguientes factores representan el 90 % de las reacciones alérgicas a los alimentos en los Estados Unidos.1 (Tenga en cuenta que el sésamo se añadió a la lista en enero de 2023).
Por otro lado, la Unión Europea identifica 14 alérgenos principales para el etiquetado de ingredientes alimentarios, que incluyen todos los alérgenos reconocidos por la FDA y los que se indican a continuación.2 En la UE, el marisco se desglosa en crustáceos y moluscos. Además, se amplía la categoría del trigo a cereales que contienen gluten (por ejemplo, trigo, centeno, cebada y avena).
Sorprendentemente, la respuesta a esta pregunta ha cambiado en la última década. Hasta el año 2015 aproximadamente, la recomendación de los expertos era que los bebés evitaran ciertos alérgenos, como los cacahuetes, hasta los 3 años. La idea principal, desarrollada a partir de la opinión de los expertos (ya que no existían estudios clínicos sobre el tema), era que la exposición limitada a los alérgenos impedía el desarrollo de alergia.3
Estas recomendaciones existieron durante décadas hasta que estudios como el LEAP (Learning Early About Peanut) revelaron nuevos hallazgos.4 Según este y otros estudios, la introducción temprana de alimentos alergénicos ayuda en realidad a prevenir el desarrollo de alergia alimentaria.5 De hecho, en el caso de la alergia al cacahuete, introducir el cacahuete en la alimentación de los bebés con dermatitis y/o alergia al huevo antes de cumplir los 12 meses puede reducir el riesgo de desarrollar alergia al cacahuete en aproximadamente un 80 %.6
Las directrices revisadas sobre la introducción de alimentos en la dieta indican ahora que, con pocas excepciones, se pueden incorporar alimentos alergénicos en la alimentación de los niños de entre cuatro y seis meses. A partir de entonces, es importante mantener una exposición periódica a los alérgenos alimentarios para conservar la tolerancia.5
Una vez que el niño tiene entre cuatro y seis meses, ¿qué proceso debe seguir para introducir los alimentos alergénicos en su alimentación? Los expertos ofrecen seis ideas clave.
Según la American Academy of Allergy, Asthma, and Immunology (AAAAI), entre estos alimentos se incluye la fruta (manzana, pera y plátano), la verdura (batata, calabaza y zanahoria) y el cereal (arroz o avena). Introduzca los alimentos poco a poco, por ejemplo, un nuevo alimento cada tres o cinco días en función de la capacidad del niño para comer alimentos sólidos.7
Una vez que el niño tolere los alimentos menos alergénicos, la AAAAI recomienda incorporar el huevo, los lácteos, los cacahuetes, los frutos secos de árbol, el pescado y el marisco. De nuevo, lo adecuado es introducir cada alimento por separado y con un plazo de entre tres y cinco días para que le resulte sencillo identificar qué alimento ha podido causar una reacción en caso de que ocurriera.7
Para ayudar a identificar las causas de cualquier posible reacción, introduzca cada alimento alergénico en la dieta de forma individual y no como parte de una receta o en forma de producto preparado y envasado para la venta. Por ejemplo, dé al niño pedazos pequeños de huevo cocido en lugar de un producto horneado que contenga huevo junto con muchos otros ingredientes. Recuerde que puede introducir alimentos alergénicos acompañados de frutas y verduras que su bebé ya haya tolerado.8
La Australian Society of Clinical Immunology and Allergy (ASCIA) recalca en este punto que todos los alimentos para bebés deben tener el tamaño y la textura adecuados para la etapa de desarrollo en la que se encuentre niño. Por ejemplo, en lugar de frutos secos enteros o troceados, escoja cremas o harinas a base de frutos secos para evitar posibles atragantamientos y asfixias.9
Si el niño no tiene ninguna reacción a un alimento alergénico, continúe incluyéndolo en su dieta regular al menos tres veces a la semana. Aunque los expertos no han determinado un plazo concreto durante el cual se debe seguir esta metodología, es importante mantener los alérgenos alimentarios como parte de una dieta saludable y equilibrada para conservar los niveles de tolerancia a los alérgenos del niño.8
Es fundamental vigilar al bebé para detectar los posibles síntomas de alergias alimentarias tras el consumo del alimento en cuestión. Por lo tanto, la ASCIA recomienda que los alimentos se incorporen a la dieta en periodos en los que pueda cuidar al bebé con mayor facilidad e intervenir en caso de que resulte necesario. Un momento ideal es poco después de que el niño se despierte por la mañana; lo adecuado es llevar a cabo el proceso en casa en lugar de en una guardería o un restaurante.9
Datos de Imagen7-9
Según un artículo en la revista Allergy, Asthma & Clinical Immunology (AACI), las reacciones alérgicas a determinados alimentos o frutos secos en familiares y la aparición de dermatitis en el niño pueden interpretarse como advertencias.
Las reacciones alérgicas ocurren en un plazo de apenas unos minutos hasta 2 horas tras la ingesta del alimento.9Desde el momento en que el bebé ingiere el posible alérgeno, debe permanecer atento a cualquier síntoma leve, como pueden ser:10
Si el niño presenta alguno de estos síntomas, interrumpa la ingesta y consulte con su médico.9
Es importante que se mantenga alerta por si detectara posibles reacciones alérgicas que comportan mayor gravedad, como la anafilaxia, una situación poco frecuente que puede resultar mortal. Entre los síntomas de anafilaxia, se incluyen los siguientes:10
Llame inmediatamente a una ambulancia si el bebé muestra signos de anafilaxia.
En el caso de la madre, una dieta saludable durante el embarazo puede tener un impacto positivo en la salud del bebé. Además, la leche materna proporciona una excelente nutrición, fortalece el sistema inmunitario, resulta fácil de digerir y es poco probable que desencadene una reacción alérgica. Y, si bien se necesitan más investigaciones, algunos expertos sugieren que la lactancia materna puede reducir el eccema temprano, las sibilancias y la alergia a la leche de vaca.7
Dicho esto, evitar los alérgenos durante el embarazo o durante la lactancia probablemente no reduzca el riesgo de alergia en los bebés.5
En lo que respecta a la leche de fórmula para bebés, se han obtenido resultados contradictorios en distintas pruebas relacionadas con las fórmulas hidrolizadas (que contienen proteína de la leche descompuesta en partes más pequeñas, lo que facilita la digestión de los bebés).
Según algunas fuentes, como un artículo del Journal of Allergy and Clinical Immunology, las fórmulas hidrolizadas pueden ayudar a prevenir la alergia a la leche de vaca.11 Sin embargo, otros estudios, incluido un artículo en la misma publicación de la revista, sugieren que no se recomienda este producto para la prevención de la alergia.12 Resultado: Si lo considera necesario, plantéele a su pediatra la posibilidad de emplear leche de fórmula en la alimentación del bebé.
Algunos organismos, como la asociación Canadian Paediatric Society, desaconsejan las pruebas rutinarias de alergia antes de la incorporación de los alimentos a la dieta del bebé, ya que un resultado positivo puede interpretarse erróneamente como alergia. Tal interpretación podría dar lugar a un retraso innecesario en la introducción de alimentos alergénicos, lo que podría conllevar a que se pasara el periodo de cuatro a seis meses del bebé durante el que se recomienda incorporar estos alimentos.3
La única excepción que podría aplicarse sería en caso de bebés con alto riesgo de alergia al cacahuete, es decir, aquellos con dermatitis y/o alergia al huevo. En este caso, se puede recomendar la realización de algunas pruebas tempranas, como un análisis de sangre de IgE específica para el cacahuete.3 Le recomendamos que hable con su pediatra para determinar cuál es la mejor opción.
Si ya ha pasado el periodo recomendable de incorporación de alimentos a la dieta (entre cuatro y seis meses) o si se trata de un niño o una niña de algo más de edad con síntomas de alergia, una prueba de alergia en sangre puede resultar de gran utilidad. Recuerde que, para ayudar al niño a evitar que entre en contacto con los desencadenantes alérgicos, primero debe entender cuáles son. Además, debido a que los síntomas pueden empeorar inesperadamente hasta convertirse en una reacción alérgica potencialmente mortal, como la anafilaxia, entender los desencadenantes es primordial.
A través de una sencilla prueba denominada análisis de sangre de IgE específica, un historial de síntomas y un examen físico, el profesional sanitario puede diagnosticar la alergia que padece el niño.