1. La lista de síntomas del síndrome de alfa-gal es cada vez más larga y algunos síntomas pueden resultar similares a los del síndrome del intestino irritable (SII).7
Los síntomas del síndrome de alfa-gal abarcan desde un sarpullido con picazón y urticaria hasta diarrea y anafilaxia.6 De hecho, se han registrado casos de anafilaxia hasta en el 60 % de los pacientes que padecen el síndrome.8 Sin embargo, de acuerdo con los resultados de la encuesta presentados en la convención anual de la American Academy of Allergy, Asthma & Immunology, algunos pacientes con el síndrome de alfa-gal muestran una amplia gama de síntomas aparentemente nuevos, tales como aquellos relacionados con los sistemas cardiovascular, límbico, nervioso y motor. En concreto, los pacientes de la encuesta notificaron una amplia gama de problemas de salud mental, como ansiedad, depresión, fatiga, mala memoria, irritabilidad, trastornos del sueño, etc.9
Además, los síntomas del síndrome de alfa-gal pueden parecerse mucho a los del SII. Según un estudio realizado en 2021 en la publicación Journal of Gastroenterology, algunas personas con síndrome de alfa-gal solo tienen síntomas gastrointestinales, como dolor abdominal, náuseas y diarrea. Muchos de estos síntomas son similares a los del SII y el 56 % de los pacientes del estudio cumplían los criterios asociados al SII con predominio de diarrea.7
Basándose en este estudio y en el hecho de que algunos profesionales sanitarios no están familiarizados con el síndrome de alfa-gal, es lógico que los síntomas de este se puedan confundir con los del SII.7 Es decir, es posible que sus problemas de digestión estén causados por una dolencia relacionada con la garrapata en lugar del SII.
Una manera de saberlo con seguridad es solicitar a su profesional sanitario un análisis de sangre de inmunoglobulina E (IgE) específica o, más específicamente, un análisis de sangre de componentes. (Hablaremos detalladamente sobre esto más adelante). Los análisis de sangre, en combinación con su historial médico y un examen físico, pueden ayudar al profesional sanitario a elaborar un diagnóstico.
2. En la mayoría de los pacientes de cada estudio, se necesitaron 7 años para obtener un diagnóstico del síndrome de alfa-gal.10
Aunque existen diversas fuentes que ofrecen información médica sobre el síndrome de alfa-gal, como los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) y la Asia Pacific Association of Allergy, Asthma and Clinical Immunology, esta enfermedad aún es relativamente desconocida.1, 5, 10 Por ello, no sorprende que, según un estudio, casi el 80 % de los pacientes que participaron tardaron más de 7 años en recibir un diagnóstico.10 (es decir, 2555 días de sufrimiento que pueden convertirse en una auténtica tortura).
Además, según la bibliografía médica, algunos pacientes se sometieron a una cirugía exploratoria, extirpación de la vesícula biliar o el apéndice y extirpación parcial del páncreas para tratar de determinar la causa de sus dolencias, pero finalmente recibieron el diagnóstico de síndrome de alfa-gal.6 Según un artículo publicado en 2017, es más probable que un paciente descubra la existencia del síndrome de alfa-gal a través de Internet, la radio o algún amigo o conocido que al acudir a urgencias por una anafilaxia.10
Estas estadísticas son especialmente preocupantes, ya que solo con un análisis de sangre sencillo, el historial médico y un examen físico del paciente, el profesional sanitario puede diagnosticar el síndrome de alfa-gal. De hecho, con una única visita al profesional sanitario y una extracción de sangre podrá ahorrarse una enorme cantidad de tiempo y de dinero que, de lo contrario, tendría que invertir en especialistas y pruebas innecesarias; también podrá ahorrarse muchísimo sufrimiento.
3. Las pruebas de punción cutánea no son eficaces para la detección del síndrome de alfa-gal, por lo que es primordial llevar a cabo los análisis de sangre.11
Teniendo en cuenta el tiempo y el dinero que puede suponer garantizar el diagnóstico correcto, es fundamental que el paciente se someta a la prueba para el síndrome de alfa-gal. No existe un tratamiento concreto para el síndrome de alfa-gal, por lo que es primordial recibir un diagnóstico adecuado para saber qué productos y alimentos se deben evitar. Sin embargo, es necesario dar con la prueba correcta desde el principio y las pruebas de punción cutánea no resultan adecuadas en este caso. De hecho, este tipo de pruebas con extractos de cerdo o ternera no han dado resultados fiables en la detección de alfa-gal.11
Solo tiene que acudir a su médico para solicitar un análisis de sangre. Sin embargo, en lugar de llevar a cabo una prueba completa de alergia en sangre, que permite a los profesionales sanitarios descartar alergias, resulta más útil la prueba de componentes para la detección de alfa-gal que ayuda a identificar la molécula de azúcar específica que causa los síntomas. Además, las pruebas de componentes ofrecen a veces información sobre la gravedad de las reacciones del paciente.
Las pruebas de componentes también ayudarán al profesional sanitario a diferenciar entre aquellos pacientes con síndrome del cerdo-gato frente a aquellos con el síndrome de alfa-gal. (No, no nos lo estamos inventando. Puede obtener más información sobre el síndrome del cerdo-gato en el n.º 9).
Dicho esto, es posible que no resulte suficiente con solicitar la prueba de detección de alfa-gal. Es importante que pida exactamente la que necesita, la prueba de componentes de IgE específica para alfa-gal. (Además, es posible que el profesional sanitario también le haga pruebas de alergia relacionadas con la ternera, el cerdo, el cordero, la molécula alfa-gal, la IgE total y la triptasa para determinar un diagnóstico claro). Solo porque la prueba lleve el término "alfa-gal" en su nombre, no significa que sea la correcta. Las pruebas de deficiencia de la alfa-galactosidasa y de alfa-galactosidasa A, que suelen utilizarse para ayudar a diagnosticar la enfermedad de Fabry (un trastorno poco frecuente relacionado con el metabolismo de los ácidos grasos), NO se recomiendan para las pruebas de IgE específica para alfa-gal.12
4. Las mordeduras de varios tipos de garrapatas (y, posiblemente, del ácaro rojo) de todo el mundo pueden dar lugar al síndrome de alfa-gal.3, 4, 6
Inicialmente, este síndrome estaba relacionado con la garrapata estrella solitaria, que se encuentra principalmente en el sudeste de los Estados Unidos.2 Sin embargo, se han detectado casos del síndrome de alfa-gal en todos los continentes excepto en la Antártida y hay, como mínimo, 8 especies de garrapatas relacionadas con la enfermedad o sospechosas de provocarla.5
Además, algunas especies de garrapatas se han propagado más allá de su lugar de origen. Es decir, a medida que los huéspedes, como los ciervos, se desplazan a distintos territorios, llevan consigo a las garrapatas que hospedan. De esta manera, los distintos patrones de uso del territorio, el cambio climático y el aumento de la población de ciervos provocan la expansión de determinadas especies de garrapatas, como la garrapata estrella solitaria. Por ejemplo, la garrapata estrella solitaria era una especie poco frecuente en Michigan, pero actualmente es la más común del estado.4 Además, según un artículo de 2022 del periódico Toronto Star, este tipo de garrapata se está expandiendo en Canadá debido al incremento de las temperaturas.13
Tenga en cuenta también que muchas picaduras de garrapatas pasan desapercibidas, especialmente las de las garrapatas "de semilla". Aunque estas garrapatas son del tamaño de una semilla de amapola, pueden transmitir el síndrome de alfa-gal.4 Según determinados informes elaborados recientemente, las mordeduras del ácaro rojo, que es un arácnido microscópico que habita en todo el mundo, también pueden dar lugar al síndrome de alfa-gal.3, 6, 14
A continuación, le presentamos un dato realmente curioso: En las últimas investigaciones, se ha detectado cierta reactividad cruzada entre las proteínas de garrapatas y el veneno de las avispas. Eso significa que algunas personas con el síndrome de alfa-gal pueden desarrollar sensibilidad al veneno de la avispa.15 Así, aunque los síntomas de la alergia al veneno de la avispa pueden ser distintos a los relacionados con la molécula alfa-gal, este hecho es un claro ejemplo de que pueden existir algunas conexiones extrañas y desconocidas actualmente entre garrapatas e insectos.